lunes, 3 de noviembre de 2014

IGLESIA Y ESTADO EN JUDÁ

No temas por las palabras que has oído, con las cuales me han blasfemado los siervos del rey de Asiria.
2 Reyes 19.6

Durante el ascenso y la caída del reino del norte, el reino del sur vivió paralelamente, aunque sus reyes no fueron famosos. Entonces, después de la caída de Samaria bajo los asirios en el 722 a. C., y la consiguiente muerte del reino del norte, Judá se mantuvo otros 135 años (722-587 a. C.). Este periodo se distinguió por dos reformas religiosas en las cuales colaboraron los reyes y los profetas. La primera de ellas fue liderada por el rey Ezequías, con el estímulo de los profetas Miqueas e Isaías. La segunda fue conducida por el rey Josías, con la ayuda de un primo lejano, el profeta Sofonías y el joven profeta Jeremías.

Ezequías purgó a Judá de los vestigios de la idolatría asiria, e Isaías y Miqueas tronaron contra la hipocresía religiosa y la injusticia social. Su testimonio se resume en el conmovedor ruego de Miqueas:

Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno,
y qué pide Jehová de ti:
solamente hacer justicia, y amar
misericordia,
y humillarte ante tu Dios.
Miqueas 6.8

En el 701 a. C. tuvo lugar una crisis nacional, cuando el jefe asirio Senaquerib puso sitio a Jerusalén, y encerró a Ezequías (según sus palabras) 'como un ave en una jaula'. Pero Isaías lo alentó a mantenerse firme, y el sitio fue levantado de una manera maravillosa. Aunque el hijo apóstata de Ezequías, Manasés, anuló la política religiosa de su padre, el bisnieto de Ezequías, Josías (639-609 a. C.), inició otra gran reforma mientras era todavía muy joven, alentado y ayudado por el profeta Jeremías.

Estos dos ejemplos de cooperación entre iglesia y estado deberían inspirarnos en la actualidad. No consistió en que el rey pretendiera profetizar o que el profeta entrara en la política. Cada uno se mantuvo en su llamado, pero juntos fueron efectivos.

Para Continuar leyendo: Deuteronomio 6.6-8
Tomado de Toda la Biblia en un Año  de John Stott.

En Jesús de Nazareth: nuestros Corazones, nuestras Mentes y nuestras Puertas, están abiertos para Dios, están abiertos a la Vida y están abiertos para Ti.