domingo, 9 de octubre de 2011

Un Hogar para Tu Corazón


El que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente. Salmo 91.1

Probablemente hayas pensado poco en buscar casa para tu alma. Construimos casas bien elaboradas para nuestros cuerpos, pero nuestras almas quedan relegadas a una choza de campo donde los vientos nocturnos nos congelan y la lluvia nos empapa. ¿Sorprende acaso que el mundo esté tan lleno de corazones fríos? No tiene que ser de esta manera. No tenemos que vivir a la intemperie. Dios no planeó que tu corazón anduviese errante como un beduino. Dios quiere que entres, te alejes del frío y que vivas con Él. Bajo su techo hay espacio disponible. En su mesa hay un plato preparado. En su sala de estar hay un cómodo sillón reservado exclusivamente para ti. Y quiere que residas en su casa. ¿Por qué querrá compartir su casa contigo?

Sencillo: es tu Padre.

Lucado, Max / La Gran Casa de Dios

En Jesús de Nazareth: nuestros Corazones, nuestras Mentes y nuestras Puertas, están abiertos para Dios, están abiertos a la Vida y están abiertos para Ti.