Se despojó a sí mimo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres. Filipenses 2.7

Dios se hizo hombre. Llegó la Divinidad. El cielo se abrió y colocó lo más precioso suyo en un vientre humano.
El Omnipotente, en un instante, se hizo carne y sangre. Aquel que era más grande que el universo se convirtió en un embrión microscópico. Y el que sostiene al mundo, escogió con una palabra depender de una joven para su nutrición.
Dios se había acercado.
Lucado, Max / Dios Se Acercó