Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
Mateo 6.33

Jesús comienza por el aspecto negativo. En tres ocasiones repite la prohibición de afligirnos por las cosas materiales. No prohibe el pensar o el anticipar, sino la ansiedad. La actitud ansiosa es incompatible con la fe cristiana. Si Dios se ocupa de nuestra vida y de nuestro cuerpo, ¿no podemos entonces confiar en que se ocupará de qué comeremos y qué vestiremos? Si Dios alimenta las aves y viste a los lirios del campo, ¿no podemos confiar en que nos alimente y nos vista?
Por otro lado, no debemos entender mal su enseñanza. En primer lugar, confiar en el Señor no nos exime de trabajar para ganarnos el sustento. ¿Cómo alimenta Dios a las aves? ¡La respuesta es que no lo hace! Jesús era un gran observador de la naturaleza. Sabía que las aves se alimentan a sí mismas. En segundo lugar, confiar en él no nos exime de sufrir calamidades. Es verdad, ningún gorrión cae al suelo sin que nuestro Padre lo sepa. Pero los gorriones caen y se mueren. Lo mismo ocurre con los seres humanos. Y con los aviones.
En lugar de preocuparnos por las cosas materiales, los seguidores de Jesús debemos buscar primeramente el reino de Dios y su justicia. Buscar el reino de Dios es proclamar a Cristo como Rey, de manera que la gente esté dispuesta a someterse a su gobierno. Buscar la justicia de Dios es recordar que él ama a la justicia y odia el mal, y que aún fuera del círculo de su reinado le agrada más la justicia que la injusticia, la libertad más que la opresión, y la paz más que la violencia y la guerra. En esta doble ambición se combinan nuestras responsabilidades evangélicas y sociales, y la gloria de Dios se convierte en nuestro supremo interés.
Para seguir leyendo: Mateo 6.25-34
Tomado de Toda la Biblia en un Año de John Stott