No me des pobreza ni riquezas; mantenme el pan necesario.
Proverbios 30.8
En la segunda mitad del Padre Nuestro el adjetivo posesivo pasa del 'tu' al 'nuestro', ya que nos volvemos de los asuntos de Diosa los nuestros. Después de haber expresado nuestro ardiente interés por la gloria de Dios, ahora expresamos nuestra humilde dependencia de su gracia. Aunque nuestras necesidades personales han sido relegadas a un segundo plano, no han quedado eliminadas. Dejar de mencionarlas en nuestras oraciones, con el argumento de que no queremos molestar al Señor con esas trivialidades, es un error tan grande como el permitir que dominen nuestras plegarias.
Algunos de los primeros comentaristas no podían aceptar que Dios hubiera establecido que nuestra primera petición se refiriera al pan material. Les parecía inapropiado, y en consecuencia alegorizaron la petición. Los primeros padres de la iglesia, como Tertuliano, Cipriano, y Agustino pensaban que la referencia era ya sea al pan invisible de la Palabra de Dios (Agustín) o al pan sacramental de la Santa Comunión. Debemos ser agradecidos de la comprensión más maravillosa y realista que tuvieron los Reformadores. Calvino consideró que aquella espiritualización era 'un tremendo absurdo'. Lutero escribió que el pan era un símbolo de 'todo lo necesario para la preservación de la vida, tales como el alimento, la salud física, el buen clima, la vivienda, el hogar, una esposa, hijos, un buen gobierno, y la paz'.
Por supuesto, pedir que Dios nos de estas cosas no significa negar que la mayoría de las personas tiene que ganarse el sustento o que se nos manda a alimentar a los hambrientos. Más bien, se trata de una expresión de nuestra dependencia última del Señor, quien por lo general utiliza los medios terrenales de producción y de distribución y por medio de ellos cumple sus propósitos. Es evidente que Jesús quería que sus seguidores fueran conscientes de la dependencia cotidiana. El adjetivo griego epiousis en la frase 'el pan nuestro de cada día' era tan completamente desconocido para los antiguos que Orígenes pensó que los evangelistas habían acuñado el término. Ya sea que signifique 'para hoy' o 'para el siguiente día', es una plegaria respecto al futuro inmediato. Debemos vivir un día a la vez. Dar gracias antes de comer es un gesto que lo reconoce, y es un valioso habito cristiano.
Por supuesto, pedir que Dios nos de estas cosas no significa negar que la mayoría de las personas tiene que ganarse el sustento o que se nos manda a alimentar a los hambrientos. Más bien, se trata de una expresión de nuestra dependencia última del Señor, quien por lo general utiliza los medios terrenales de producción y de distribución y por medio de ellos cumple sus propósitos. Es evidente que Jesús quería que sus seguidores fueran conscientes de la dependencia cotidiana. El adjetivo griego epiousis en la frase 'el pan nuestro de cada día' era tan completamente desconocido para los antiguos que Orígenes pensó que los evangelistas habían acuñado el término. Ya sea que signifique 'para hoy' o 'para el siguiente día', es una plegaria respecto al futuro inmediato. Debemos vivir un día a la vez. Dar gracias antes de comer es un gesto que lo reconoce, y es un valioso habito cristiano.
Para seguir leyendo: Deuteronomio 26.1-11
Tomado de Toda la Biblia en un Año de John Stott