sábado, 22 de febrero de 2014

Encontrarnos a Nosotros Mismos

El que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará.
Marcos 8.35

Dado que este versículo habla de salvar y perder la vida, solía pensar que se refería específicamente a los mártires cristianos que al morir por Cristo entrarían en la vida eterna. Pero, aunque el versículo puede por cierto incluir una referencia al martirio, ahora reconozco que Jesús tenía en mente una aplicación mucho más amplia. El vocabulario lo indica. La palabra que se traduce vida es psuché,  que significa 'alma' o 'yo'. De hecho, Lucas redacta la declaración de Jesús usando el reflexivo simple: 'Pues ¿qué aprovecha al hombre, si gana todo el mundo, y se destruye o se pierde a sí mismo?' (Lucas 9.25).

Uno podría parafrasear de esta manera el epigrama favorito de Jesús, que parece haber usado en diversos contextos: 'Si insistes en aferrarte a ti mismo, y te niegas a soltarte, sino que decides vivir para ti mismo, te perderás. Este es el camino de la muerte, no el camino de la vida. Pero si estás dispuesto (dispuesta) a perderte a ti mismo, a darte en amor, en servicio al evangelio, entonces en el momento del total abandono de tu ser, cuando pienses que lo has perdido todo, tendrás el milagro de encontrarte a ti mismo'.

En años recientes han surgido varias escuelas de psicología que ponen énfasis en la realización personal. La palabra suena prometedora a los oídos cristianos, sólo hasta que recordamos que, según Jesús, el único camino al descubrimiento de uno mismo es la autonegación, y el único camino a la vida es morir a nuestro egocentrismo.

En dos epigramas similares Jesús usó un léxico propio del comercio, el lenguaje de la ganancia, la pérdida, el intercambio. Hizo dos preguntas retóricas, que quedaron sin respuesta. La primera, ¿Qué provecho habría en ganar el mundo entero (toda la riqueza, el poder, y la fama que ofrece) y perder la propia vida? La segunda, ¿qué podría dar alguien a cambio de sí mismo? Las dos preguntas enfatizan el valor infinito del ser en contraste con el valor de este mundo. Para comenzar, es imposible conseguir el mundo entero. Por otro lado, si uno pudiera, no sería algo perdurable y mientras durara, tampoco sería satisfactorio.


Para seguir leyendo: Lucas 12.13-21

Tomado de Toda la Biblia en un Año  de John Stott

En Jesús de Nazareth: nuestros Corazones, nuestras Mentes y nuestras Puertas, están abiertos para Dios, están abiertos a la Vida y están abiertos para Ti.