jueves, 13 de febrero de 2014

La Oración Cristiana

No os hagáis, pues, semejantes a ellos [los paganos]; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.
Mateo 6.8

La razón por la cual los cristianos no debemos orar como los paganos es porque nosotros creemos en el Dios vivo y verdadero. No debemos hacer lo que ellos hacen porque no debemos pensar como ellos piensan. Todo lo contrario, 'su Padre sabe lo que ustedes necesitan antes de que se o pidan' (NVI). Él no ignora nuestras necesidades ni vacila en satisfacerlas. ¿Por qué, entonces, debemos orar? ¿Cuál es el sentido de la oración? Dejemos que Calvino responda a nuestras preguntas con su acostumbrada caridad.

Los creyentes no oran con la intención de informar a Dios sobre cosas que le pudieran ser desconocidas, o para entusiasmarlo a que lleve a cabo su deber, o para urgirlo como si demostrara renuente. Todo lo contrario, oran a fin de ser ellos mismos alentados a buscar a Dios, para que puedan poner en práctica la fe al meditar en sus promesas, para que se liberen de sus preocupaciones al derramarlas en su regazo; en una palabra, para que puedan declarar que de él y sólo de él esperan todo lo bueno, tanto para ellos mismos como para otras personas.
Si la oración de los fariseos era hipócrita, y la de los paganos era mecánica, entonces la de los creyentes debe ser auténtica: sincera en lugar de hipócrita, reflexiva en lugar de mecánica.

La así llamada oración del Señor o Padre Nuestro fue pronunciada por Jesús como modelo de cómo debe verse la oración cristiana genuina. Según Mateo, la dio como un modelo a copiar ('Vosotros debéis orar así' [v. 9, BLP]; según Lucas, como un esquema para seguir ('Cuando oréis, decid ...' [Lucas 11.2]). Por cierto, podemos usar esta oración de las dos maneras.

Jesús nos enseñó a dirigirnos al Señor como 'Padre nuestro que estás en los cielos' (v.9). En primer lugar esto implica que es un Dios personal. Es posible que, en la bien conocida expresión de C.S. Lewis, [Dios] sea 'más que la suma de atributos de la personalidad', pero sin duda no es menos que ella. En segundo lugar, es un Dios amoroso. No es la clase de padre de la que a veces oímos -un autoritario, o un alcohólico o un 'don juan'- sino uno que cumple los ideales de la paternidad, brindando cuidado amoroso a sus hijos. En tercer lugar, es un Dios poderoso. Lo que su amor ofrece, su poder es capaz de realizar. Siempre es sabio que, antes de orar, pasemos tiempo recordando quién es aquél ante quien nos presentamos.

Para seguir leyendo: Mateo 6.7-13

Tomado de Toda la Biblia en un Año  de John Stott

En Jesús de Nazareth: nuestros Corazones, nuestras Mentes y nuestras Puertas, están abiertos para Dios, están abiertos a la Vida y están abiertos para Ti.