No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de nuestro entendimiento.
Romanos 12.2
En los capítulos que siguen, queda claro que la voluntad del Señor se vincula con todas nuestras relaciones, y estas son radicalmente transformadas por el evangelio. Pablo se ocupa de ocho de ellas. Por ejemplo, no debemos sobreestimarnos sino ejercer nuestros dones para beneficio del cuerpo de Cristo. Pero el mayor desafio es que se nos llama a amar a nuestros enemigos (vv. 17.21). Haciendo eco de las enseñanzas de Jesús, el apóstol enseña que no debemos devolver mal por mal sino esforzarnos en hacer lo bueno. No debemos tomar venganza sino dejar que sea Dios quien castigue lo malo.
Es importante mantener juntos los dos textos que se refieren a la ira de Dios. Según Romanos 12.19, no debemos tomar venganza sino '[dejar] lugar a la ira de Dios'. Y según Romanos 13.4, el magistrado 'es servidor de Dios ... vengador para castigar al que hace lo malo'. Como individuos debernos amar y hacer bien a nuestros enemigos. No estamos autorizados a tomar la ley en nuestras manos y castigar al ofensor. El castigo del mal es prerrogativa del Señor, y durante la era presente ejerce esa autoridad a través de las cortes de justicia.
Para seguir leyendo: Romanos 12.31-13.5
Tomado de Toda la Biblia en un Año de John Stott.