jueves, 15 de mayo de 2014

El Estudio

Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles.
Hechos 2.42

Lucas se concentra en cuatro rasgos de la iglesia en Jerusalén. La primera es muy sorprendente; probablemente nosotros no la hubiéramos elegido. Una iglesia viva es una iglesia que aprende. `Todos se mantenían constantes a la hora de escuchar la enseñanza de los apóstoles' (BLP). Esto es lo primero que nos dice Lucas. Podríamos decir que ese día el Espíritu Santo abrío una escuela en Jerusalén. Los maestros eran los apóstoles a quienes Jesús había designado y capacitado. Ahora había tres mil alumnos en el jardín de infantes. Sin duda se trataba de una situación extraordinaria.

Esos nuevos con divertidos llenos del Espíritu Santo no estaban disfrutando de una experiencia mística que los motivaba a descuidar el intelecto, a despreciar la teología, o a dejar de razonar. Todo lo contrario, se concentraron en recibir instrucción. Por cierto, la experiencia de llenura del Espíritu Santo es incompatible con una actitud de rechazo al intelecto. ¿Quién es el Espíritu, al fin de cuentas? Jesús lo llamó 'el Espíritu de verdad', de modo que donde quiera que esté activo, la verdad es importante.

Observé también que aquellos creyentes no dieron por sentado que, dado que habían recibido el Espíritu Santo, este era el único maestro que necesitaban y que podían prescindir de los maestros humanos. Por el contrario, se sentaron a los pies de los apóstoles. Estaban ansiosos por aprender todo lo que pudieran. Sabían que Jesús había designado maestros para ellos. En consecuencia, se sometieron a la autoridad de los apóstoles, la cual estaba respaldada por los milagros que estos realizaban. Si el versículo 42 nos habla de la enseñanza de los apóstoles, el versículo 43 nos dice que hacían muchas señales y maravillas. De manera similar, algunos años después Pablo se refirió a sus milagros como 'las credenciales de mi apostolado' (2 Corintios 12.12, BLP).

¿Cómo podemos nosotros, entonces, consagrarnos a la enseñanza de los apóstoles y someternos a su autoridad? Debemos insistir en que no hay apóstoles en la iglesia hoy. Hay obispos, misioneros pioneros y otros líderes, y quizás podemos referirnos a sus ministerios como ministerios apostólicos. Pero no haya apóstoles que tengan hoy una autoridad comparable a la de Pedro, Juan y Pablo. La única manera en que podemos someternos a la autoridad de los apóstoles es someternos a la enseñanza que dejaron en el Nuevo Testamento, ya que por ese medio nos ha llegado conformada de manera definitiva. La fidelidad a la enseñanza de los apóstoles es la primerísima marca de una iglesia auténtica.

Para seguir leyendo: 1 Timoteo 4.1-13
Tomado de Toda la Biblia en un Año  de John Stott.


En Jesús de Nazareth: nuestros Corazones, nuestras Mentes y nuestras Puertas, están abiertos para Dios, están abiertos a la Vida y están abiertos para Ti.