viernes, 16 de mayo de 2014

La Comunión

Si andamos en luz, Como él está en luz, tenemos comunión unos con otros.
1 Juan 1.7

Si la primera marca de una iglesia viva es el estudio, la segunda es la comunión, de la cual nos ocuparemos tanto en esta reflexión como en la de mañana. 'Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros' (Hechos 2.42). Esta es la bien conocida palabra griega koinonia, que hace referencia a nuestra vida cristiana en común, aquella que compartimos como creyentes cristianos. Da testimonio de dos verdades complementarias, concretamente aquello que compartimos hacia adentro y aquello que compartimos hacia afuera.

En primer lugar, koinonía expresa aquello que tenemos en común, en particular la gracia de Dios. 'Nuestra comunión', escribió el apóstol Juan, es con el Padre y con su Hijo Jesucristo (1 Juan 1.3), y el apóstol Pablo añadió 'la comunión del Espíritu Santo (2 Corintios 13.14). De modo que la comunión auténtica es una comunión trinitaria, nuestra común participación en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Hay muchos factores que nos separan: la etnia, la nacionalidad, la cultura, el género, la edad…, pero estamos unidos en que tenemos el mismo Padre celestial, el mismo Salvador  y Señor, y el mismo Espíritu que vive en nosotros. Lo que nos hace uno es nuestra común participación en Dios y en su gracia.

En segundo lugar, koinonia expresa lo que compartimos hacia afuera. Koinonia es la palabra que usó Pablo para referirse a la ofrenda que estaba reuniendo entre las iglesias griegas para beneficio de las iglesias en Judea afectadas por la pobreza. El adjetivo koinonikos significa 'generoso'.

Sobre este aspecto del término es que se concentra Lucas:
Todos los que habían creído estaban juntos, Y tenían en común todas las cosas; Y vendían sus propiedades y sus bienes, Y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. Hechos 2.44-45.
Estos versículos resultan muy perturbadores. Tendemos a pasar rápidamente por ellos para evitar el desafío que nos presentan. Pero mañana los enfrentaremos.

Para seguir leyendo: Hechos 4.32-35
Tomado de Toda la Biblia en un Año  de John Stott.

En Jesús de Nazareth: nuestros Corazones, nuestras Mentes y nuestras Puertas, están abiertos para Dios, están abiertos a la Vida y están abiertos para Ti.