miércoles, 14 de mayo de 2014

La Visión de Dios para su Iglesia / La Iglesia en Jerusalén

Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.
Hechos 2.42

La Iglesia está en el centro del propósito de Dios. Ese propósito no consiste en salvar a individuos y perpetuarlos a la soledad, sino más bien en llamar a un pueblo para sí y construir su Iglesia. La razón por la cual estamos comprometidos con la Iglesia es que él lo está.

Además, todos estamos interesados en la renovación de ella. En muchos lugares del mundo de la iglesia se extiende velozmente, pero con frecuencia este crecimiento se produce sin profundidad. Se ve mucha superficialidad por todos lados. Necesitamos recuperar la visión bíblica de una iglesia renovada.


¿Cuál es la visión que Dios tiene para su Iglesia? Lucas nos lo dice. Después de describir lo que ocurrió el día de Pentecostés, y de presentar una explicación de lo sucedido por medio del sermón cristocéntrico que dio Pedro, Lucas pasa a señalar el efecto Pentecostés, dándonos una bella figura de la Iglesia en Jerusalén, llena del Espíritu. Por supuesto, ese no fue el día en que nació la Iglesia. Es incorrecto determinar el Pentecostés como día del cumpleaños de la Iglesia. Ella, como pueblo de Dios. puede rastrear su historia hacia el pasado unos cuatro mil años atrás, hasta Abraham.  Lo que ocurrió en Pentecostés fue que el remanente del pueblo de Dios se convirtió en el cuerpo de Cristo lleno del Espíritu.
¿Cuáles son, entonces, las marcas características de la Iglesia viva? Para responder a esta pregunta debemos retroceder hasta aquellos días y dar una mirada fresca a la primera iglesia en Jerusalén. A la vez, es imprescindible que seamos realistas. Tenemos la tendencia a ser románticos respecto a la Iglesia primitiva. La miramos a través de lentes teñidas. Hablamos de ella en susurros, como si no tuviera defectos. De esa manera perdemos de vista las rivalidades, las hipocresías, las inmoralidades, y las herejías que afligieron a la Iglesia primitiva tal como lo hacen hoy.

Aún así, hay una cosa cierta. La Iglesia primitiva, pese a todos sus excesos y sus fallas, fue movilizada por el Espíritu Santo de una manera profunda y radical.

De modo que volvemos a nuestra pregunta: ¿Cómo era la Iglesia en el siglo I? ¿Qué evidencias mostraba de la presencia y el poder del Espíritu Santo? Si podemos responder estas preguntas, estaremos encaminados a descubrir las señales de una Iglesia viva en el siglo XXI.

Para seguir leyendo: Juan 17.6-26
Tomado de Toda la Biblia en un Año  de John Stott.

En Jesús de Nazareth: nuestros Corazones, nuestras Mentes y nuestras Puertas, están abiertos para Dios, están abiertos a la Vida y están abiertos para Ti.