martes, 13 de mayo de 2014

El Evangelio Hoy

Porque primeramente os he enseñado lo que sí mismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras ... y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras.
1 Corintios 15.3-4

He visto un beneficio a mi fidelidad en expresar el mensaje de los apóstoles en los siguientes términos. Primero, los acontecimientos del evangelio. Aunque los apóstoles repasaron toda la carrera redentora de Jesús, incluyendo su vida y ministerio, su exaltación, y su futura venida, se centraron en su muerte y su resurrección como acontecimientos históricos y de importancia en la salvación.

Segundo, los testimonios del evangelio. Los apóstoles apelaron a una doble evidencia para autenticar a Jesús, de modo que la verdad quedara confirmada en la boca de dos testigos (Deuteronomio 19.15). El primero de estos era el testimonio de las Escrituras del Antiguo Testamento, el segundo era el de los propios apóstoles. 'Nosotros somos testigos', repetía Pedro una y otra vez. Este Cristo único tiene una doble confirmación. No tenemos libertad de predicarlo según nuestra propia fantasía y ni siquiera de concentrarnos en nuestra experiencia personal, ya que no somos testigos presenciales del Jesús histórico. Nuestra responsabilidad, más bien, es hablar del Cristo genuino en las Escrituras del Antiguo y del Nuevo Testamento. Los testigos primarios son los profetas y los apóstoles; nuestro testimonio siempre es secundario al de ellos.

Tercero, las promesas del evangelio. El evangelio es buenas noticias no sólo por lo que Jesús logró mediante su muerte y su resurrección sino también por lo que nos ofrece en consecuencia, esto es, el perdón de nuestros pecados (borra el pasado) y el don del Espíritu (nos hace nuevas personas). Juntos, significan salvación o libertad; ambos son expresados públicamente en el bautismo.

Cuarto, las condiciones del evangelio. Lo que el evangelio exige es un abandono radical del pecado y un retorno a Cristo, lo cual se expresa en el ser interior a través del arrepentimiento y la fe, y exteriormente por medio del bautismo. Por medio de estos actos transferimos nuestra lealtad, ya que somos incorporados a la comunidad de Jesús. Este es, entonces, nuestro cuádruple mensaje: dos acontecimiento (la muerte y la resurrección de Cristo), confirmados por dos testigos (los profetas y los apóstoles), sobre la base de lo cual Dios hace dos promesas (el perdón y el Espíritu) que dependen de dos requisitos (arrepentimiento y fe, con bautismo). Esta es la integridad del evangelio bíblico.

Para seguir leyendo: 1 Corintios 15.1-11
Tomado de Toda la Biblia en un Año  de John Stott.

En Jesús de Nazareth: nuestros Corazones, nuestras Mentes y nuestras Puertas, están abiertos para Dios, están abiertos a la Vida y están abiertos para Ti.