sábado, 10 de mayo de 2014

La Resurrección de Jesús

A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos.
Hechos 2.32

Una vez dicho que Jesús fue sentenciado a muerte por los hombres, Pedro continuó declarando que Dios lo levantó de los muertos. También hizo tres afirmaciones respecto a la resurrección de Jesus.

En primer lugar, Dios lo había librado de 'las garras de la muerte' (v. 24, BLP). La palabra griega se traduce como 'agonía' significa 'sufrimiento de parto' , de modo que la resurrección fue descripta como una regeneración, un nuevo nacimiento desde la muerte hacia la vida.

En segundo lugar, 'no era posible que la muerte [lo] dominase' (v. 24, BLP). Pedro hizo esta rotunda declaración moral sin dar explicaciones.

En tercer lugar, el apóstol vio en el Salmo 16 la predicción de la resurrección del Mesías. Allí el salmista expresa confianza de que no será abandonado a la muerte o a la corrupción, sino que conocerá la senda de la vida. Pero la predicción no podía referirse a David, ya que David murió y fue enterrado, y su tumba todavía estaba en Jerusalén. De modo que, siendo profeta, y sabiendo que Dios le había prometido una descendencia excelsa que ocuparía el trono, habló anticipadamente de la resurrección del Mesías (Hechos 2.30-31).

El uso que hace Pedro de las Escrituras podría parecernos extraño, hasta que recordamos que todo el Antiguo Testamento da testimonio de Cristo, especialmente de su muerte, resurrección, y misión a todo el mundo. Ese es su cráter y su propósito. Jesús mismo lo dijo antes y después de su resurrección. En consecuencia, los discípulos se acercaban con su naturalidad a leer el Antiguo Testamento con una mirada cristológica, y entendían que las referencias al Ungido de Dios y a los descendientes de David se cumplían plenamente en Jesús.

Después de citar el Salmo 16 y aplicarlo a la resurrección de Jesús, Pedro concluyó: 'de lo cual todos nosotros somos testigos' (Hechos 2.32). De ese modo convergían el testimonio oral de los apóstoles y las predicciones escritas por los profetas. O, como podríamos decir, las Escrituras del Antiguo y el Nuevo Testamento coincidían en su testimonio de la resurrección de Cristo.

Para seguir leyendo: Hechos 2.24-32
Tomado de Toda la Biblia en un Año  de John Stott.

En Jesús de Nazareth: nuestros Corazones, nuestras Mentes y nuestras Puertas, están abiertos para Dios, están abiertos a la Vida y están abiertos para Ti.