martes, 24 de junio de 2014

La Gloria Revelada

Rogamos sin cesar ... De este modo, nuestro Señor Jesucristo será glrificado en vosotros y vosotros en él.
2 Tesalonicenses 1.11-12, BLP

Las dos cartas de Pablo a los tesalonicenses son conocidas por sus numerosas referencias a la Parusía, es decir, al regrese personal, visible y glorioso de Cristo. Es más, cada uno de los ocho capítulos conjuntos de estas cartas incluyen una mención a ese regreso. Es particularmente impresionante la referencia recurrente a la gloria de Cristo en el primer cepítulo de la segunda carta.

En primer lugar, el Señor Jesús será revelado en su gloria (v. 7). Es verdad que no aparece en este versículo la palabra 'gloria', pero se la implica. La Parusía no será un acontecimiento menor sino un espectáculo de esplendor cósmico que provocará maravilla.

En segunda lugar, el Señor Jesús será glorificado entre los suyos (v. 10). Es decir, la revelación de su gloria no solo será un hecho objetivo (de manera que podamos verlo) sino también compartida con su pueblo (de manera que participaremos de él). Las dos glorificaciones (la de él y la de nosotros) ocurrirán en forma simultánea, aunque el énfasis del apóstol no pesa tanto sobre la glorificación de los salvados como sobre la glorificación del Señor en ellos.

En tercer lugar, aquellos que deliberadamente rechacen a Cristo serán excluidos de su gloria (vv. 8-9). Su terrible destino se describe como destrucción y exclusión. La tragedia implícita es que los seres humanos creados a la imagen de Dios, semejantes a él, y para él, deberán pasar la eternidad sin el Señor, irrevocablemente excluidos de su presencia. En lugar de brillar con la gloria de Cristo, su luz se extinguirá en las tinieblas de afuera. Aquí, entonces, está la solemne alternativa que nos presenta el apóstol. Estamos ante la participación o la exclusión de la gloria de Jesucristo.

En cuarto lugar, mientras tanto Jesucristo debe ser glonficado en nosotros (v. 12). La glorificación de Jesús en quienes le pertenecen, y su consiguiente glorificación, no se refiere a una transformación reservada por completo al día final. El proceso comienza ahora. Más aun, debe comenzar ahora para que pueda llegar a su apropiado final cuando Cristo regrese. Ese día no revertirá de manera repentina el proceso que estemos viviendo ahora; más bien lo confirmará y lo completará.

Para seguir leyendo: 2 Tesalonicenses  1.1-12
Tomado de Toda la Biblia en un Año  de John Stott.

En Jesús de Nazareth: nuestros Corazones, nuestras Mentes y nuestras Puertas, están abiertos para Dios, están abiertos a la Vida y están abiertos para Ti.