miércoles, 18 de junio de 2014

Ningún Otro Evangelio

Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro.
Gálatas 1.6-7

Antioquía de Siria
Al volver de las cuatro ciudades de Galacia que evangelizaron durante su primer viaje misionero, Pablo y Bernabé informaron a la iglesia de Antioquía de Siria cómo Dios había 'abierto la puerta de la fe a los gentiles' (Hechos 14.27). Entonces se quedaron por un lapso prolongado con los discípulos de Antioquía. Durante este periodo, sin embargo, 'algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos' (Hechos 15.1). Eran cristianos judaizantes, y estaban socavando el evangelio. Insistían en que la fe en Jesús no era suficiente para los gentiles convertidos; debían guardar la ley de Moisés para completar lo que Jesús había comenzado. Hasta el apóstol Pedro fue doblegado por sus argumentos y Pablo debió confrontarlo en público, ya que estaba en riesgo la verdad del evangelio (ver Gálatas 2.11-16; cuando se realizó el Concilia en Jerusalén, Pedro había recuperado su equilibrio).

Los judaizantes 'provocadores de conflicto' habían llegado a las ciudades de Galacia y también estaban logrando algún éxito allí, para asombro del apóstol Pablo. Algunos argumentaban que venían de parte de Jacobo, aunque este más tarde declaró que carecían de su autorización (Hechos 15.24). Tan grave era la situación que en su carta el apóstol la enjuició como una traición y emitió un solemne juicio contra cualquiera (angelical o humano, incluso sobre sí mismo) que pervirtiera el evangelio de la Buena Noticia de la gracia (el favor libre e inmerecido de Dios) y anunciara una religión de la justicia por obras. Pablo fue tan lejos como para decir que si tuviéramos que ganar nuestra salvación por obediencia a la ley, entonces 'Cristo habría muerto inútilmente' (Gálatas 2.21, BLP). Es decir, si decimos que podemos ganar la salvación por nuestra mérito, estamos implicando que la cruz no fue necesaria.

Considero que Gálatas es la primera carta que escribió Pablo. Na contiene ninguna referencia al Concilia de Jerusalén, cuyas decisiones hubieran sido relevantes a la controversia que había surgido. Hasta es posible que la haya escrito camino al concilio, porque en la carta se percibe su indignación ante los judaizantes que socavaban su autoridad y pervertían el evangelio.

Pablo comienza y termina con una referencia a la gracia (1.3; 6.18). El evangelio es la buena noticia de la gracia de Dios; no hay otro evangelio.

Para seguir leyendo: Gálatas 1.6-9

Tomado de Toda la Biblia en un Año  de John Stott.

En Jesús de Nazareth: nuestros Corazones, nuestras Mentes y nuestras Puertas, están abiertos para Dios, están abiertos a la Vida y están abiertos para Ti.